jueves, 20 de marzo de 2008

Rajoy, el carisma y la barba

Aseguro que Rajoy no alcanzará jamás la jefatura del Gobierno del Rey de España. Con barba, no. Igual que fue para Almunia imposible ganar las elecciones con una barba de aspecto sucio y descuidado, tampoco Rajoy lo conseguirá.
El carisma que sus entusiastas atribuyen a José Luis Rodríguez es impostado, como su voz. Es un carisma fabricado a base de talonarios, como los que pagan a periodistas con sueldos de “asesores”. José Luis Rodríguez es un hombre de cabeza pequeña y apariencia levemente querubinesca, pero que en realidad es muy feo; no tiene mentón, mantiene rictus anti fotogénicos en su boca a todas horas; sus ojeras son monstruosas, como las de un estudiante que espera a la víspera del examen para empollarse. La delgadez de ahora siguió a una obesidad persistente, lo que se nota en la flojedad mantecosa de su carne y sus caderas de mujer. Por eso no lo vemos jamás en bañador.
Siguiendo los mismos métodos, también se podría dotar a Rajoy del carisma de que carece. A base de talonarios y asesores que inventen mentiras monstruosas como los del otro, tal vez los votantes podrían verlo con otros ojos. Tendría que afeitarse y, como dicen que tiene cicatrices en la cara, hacerse la estética. Debería seguir un profundo curso de autocontrol para cambiar la expresión asustada de sus ojos desorbitados y dejar de relamerse sin venir a cuento.
Parecerán chistes. Pero aseguro que Rajoy jamás llegaría a La Moncloa si no se hace esos retoques.
Como estamos viendo, en España se puede mandar estafando, engañando, pagando a los periodistas, mintiendo al Parlamento, enfrentando a las sociedad en una pre guerra civil que abarca enfrentamiento entre ideologías, regiones y provincias. Porque en realidad, lo que pretende el jefe de Gobierno del Rey de España es convertirse en Ceaucescu y fundar la Confederación Ibérica de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Pero Rajoy nunca llegará a mandar sin una fotogenia aceptable.

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