La industria editorial es uno de los grandísimos negocios, por los que los separatista-racistas catalanes se enorgullecen de ser tan ricos, sin caer en la cuenta de que los libros se consumen FUERA de Cataluña y es una riqueza mía, de usted y de otros muchos, pero no exclusiva de los catalanes.
Pero ante los ataques que José Luis Pérez Díez y otros charnegos renegados, como Montilla, lanzan contra el uso del español –inclusive con la complicidad del jefe del gobierno del Rey de España-, hay que preguntarse cuándo prohibirán a las editoriales que editen en español.
Pero es posible que no tengan que prohibirlo. Es muy probable que las editoriales barcelonesas vayan yéndose abajo, por el deterioro tremendo que el idioma está sufriendo en manos de personas que no usan el español consuetudinariamente. Cada vez se detectan más y mayores errores sintácticos e, inclusive, ortográficos, en obras de autores muy consagrados; para quienes se sorprendan por errores tan garrafales e infantiles, hay que advertirles de que no lo cometen los autores. Son las correctoras. Por muy filólogas en español que sean, cuando un idioma no se usa no se perciben ni captan las sutilezas literarias. Las editoriales imponen “correcciones “ (que -según contratos- los autores pueden rechazar, pero las editoras cuestionan ese derecho) que son siempre errores inadmisibles, que rebajan el nivel literario del texto. Por lo tanto, aunque los renegados Montilla y Pérez Díez no prohíban expresamente la edición en español, irá muriendo por sí sola.
Mucho antes de una generaciónb, las editoriales en español de Barcelona desaparecerán.
miércoles, 19 de marzo de 2008
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