miércoles, 26 de marzo de 2008

El viaje a ninguna parte de Rajoy

Con cierta confianza, el jefe en funciones del Gobierno del Rey de España ha dicho que espera que “el PP se abstenga en mi investidura”. Algo debe de haber hablado con Rajoy para mostrarse tan confiado.
Es terrible lo que están haciendo los periodistas, comenzando por esa franquista redomada que es la especie de híbrido de ameba y tapón de corcho que se llama Iglesias. Federico Quevedo, uno de los pocos periodistas libres que quedan en España (al menos no está pagado por Moncloa, lo que ya es decir) es un ferviente admirador de la honradez y el “savoir fare” de Rajoy. Que haya perdido las elecciones no parece importarle; él afirma que Rajoy sería un buen presidente, por sus condiciones de bonhomía y honestidad, en lo que estoy plenamente de acuerdo. Ojalá España pudiera ser gobernada por un político culto y honesto.
Se olvida, no obstante, que un buen jugador de póker jamás podría ganarle una partida a un tranfullero. Fue precisamente uno del PSOE quien tuvo el descaro de llamar “Tahur del Missisipi” a un hombre tan decente como Alfonso Suárez, para luego llenar su propio partido de tahúres; lo que no es nuevo en su historia.
Nunca debemos dejar de tener presente que el PSOE de Rodríguez sigue minuciosamente el guión del golpista Largo Caballero. A quien le han levantado ¡un monumento!.. El trapisonda que nos metió en la guerra civil.
Rajoy se distingue, en efecto, por su “savoir fare”. Pero hay que preguntarse con urgencia si de esa manera se puede vencer a un tahúr tranfullero que está preparando su Confederación Ibérica de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Con barba de una semana, Rajoy jamás vencerá en unas elecciones, como Almunia. Con ojos desorbitados, jamás ganará unas elecciones. Ni con los relamidos. Pero mucho menos, con complacencia hacia alguien cuyo juego es tramposo. En la lidia, no gana la bravura, sino el arte del engaño. Si Rajoy manda al PP abstenerse en el arranque del proyecto totalitario de Rodríguez, la historia le pedirá cuentas cuando el desmontaje de España se haya completado. Mi amigo el guardia civil, me escribe desde “allí” arriba: “En cuanto al desmontaje de España, pienso que muchas de sus partes hace tiempo que ya están perdidas. Yo aquí en el norte hace tiempo que tengo constancia de ello. Es cuestión de tiempo. Soy de los que piensan que algún día se volverá a liar la cosa en España”.

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