sábado, 19 de julio de 2008

ESPAÑA ASESINA A SUS ESCRITORES

ESPAÑA ASESINA A SUS ESCRITORES
Se lo pregunto a mi pariente de La Vanguardia: “Sí, claro, ¿es que no lo sabías? A todos los escritores les defraudan derechos. Pero no vayas a meterte en eso, que no sabes lo que podría pasarte”. Lo que podría pasarme es que me maten y, de todos modos, no puedo vivir tras robármelo todo mi editora y, además, ya me han amenazado de muerte tres veces (anónimamente, por supuesto). Le pregunto a un articulista de El Mundo: “Pero, hombre, ¿en qué país vives, que no te enteras? Yo, en tu lugar, no le hablaría a nadie de eso”. Alude a lo difícil que será para mí volver a publicar si reclamo mis derechos, porque el corporativismo mafioso de las editoriales funciona vetando a los escritores que queramos cobrar lo que nos ganamos. ¿Cómo voy a anhelar seguir publicando gratis, sin cobrar lo que me gano? Me dirijo al ministro de Industria y Comercio a través de su secretaria, y ni me responde. Se lo cuento a dos diputados de mi provincia, y no se han dignado ni a comentar mis escritos. Por ahora, el único que, al menos, se ha interesado por el caso, es el Defensor del Pueblo.
¿Y los periodistas? Ni uno. He sido presidente de una estrafalaria peña (hasta que un infarto me impidió continuar), donde hay un montón de figuras televisivas; ninguno ha dicho ni mú. Total, ¿qué más da que muera un escritor, si nadie lee?
Se lo cuento a personas que publican libros. Algunos me han contado sus propias cuitas sobre los derechos que les han robado también a ellos. Los demás, el silencio acogotado del catedrático o el articulista que teme que no le publiquen más; a éstos, los derechos de autor no les importan, porque escriben libros a ratos perdidos, como hobby, y por no sé qué otro motivo.
Conclusión: ESPAÑA ASESINA A SUS ESCRITORES. La “entente” editorial y la inhibición oficial (a sabiendas) ha clasificado a los que nos dedicamos a escribir como una especie rara que se alimenta del aire. Somos, creo, la segunda nación productora de libros del mundo y el negocio editorial representa el 1,2% del P.I.B (la mayoría, títulos traducidos). Aquí nadie podría escribir Harry Potter o el dichoso código del demonio, porque no nos permiten dedicarnos a crear y se espera que la escritura sea una actividad segundona, de horas robadas al sueño, o una actividad plagiaria de pomposas señoras multioperadas. Escribir en España ya no es llorar, sino morir.
Centradas mayoritariamente en Barcelona, no saben ustedes con qué sintonía de “cosa nostra” funcionan. Prohíben que se hable español, pero hay que ver cómo se lucran con el español y cómo defraudan los derechos de los que escribimos en español.
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