Según una nota de prensa de 2 de julio de 2007, la industria editorial española lanza al día más de un millón de libros y contribuye al PIB español en un 1,2%.
Ante tan halagüeña situación, los escritores españoles estaríamos nadando en la abundancia o, por lo menos, viviríamos decentemente de nuestro trabajo. Con esos datos en la mano, pareciera que aquel lamento de Larra, “escribir en España es llorar”, habría quedado superado, dado que dicen que somos la segunda nación editora del planeta. Pero hay que meditar más.
Yo he publicado millares de artículos en la prensa, he sido guionista de televisión (p.ej., de Pepe Navarro) y he publicado hasta este momento 11 libros. Con una editora en particular, he publicado cuatro libros en los últimos cuatro años, con un total de 15 ó 16 ediciones. Pues bien; esta editora me ha presentado LOS DOS ÚLTIMOS AÑOS liquidaciones por un total de ¡3.400 euros! Tendría que vivir y costear las infraestructuras propias de un escritor con 1.700 euros al año. ¿Es que esta editora pierde dinero con mis libros y los de los demás autores que publica?
Por las apariencias, no sólo no pierde sino que gana mucho, porque realiza tres o cuatro fastuosos viajes al año, a destinos fabulosos, acompañada siempre de un grupo de odaliscas y, casi siempre, de su favorita. Mientras, cuando alguien dice de mí que soy escritor, su interlocutor replica: “Sí, escritor. ¿Pero cómo se gana vida?
Esas editoras con tan buena salud, se quejan tanto que hasta el Ministerio de Industria cae en la trampa, pues regaló el año pasado, en junio, 12 millones de euros a las editoras catalanas. Pero emplean, (parece que mayoritariamente) un truco para defraudar los derechos de autor: Restar de los libros vendidos (que son los derechos realmente generados al autor), los libros que le quedan en existencia, con lo que al escritor no le queda nada que cobrar. Un truco con el que engaña a abogados e, inclusive, a algunos jueces, a los que mi editora afirma tener cogidos por los huevos. Suponía yo que la estafa se cometía con autores de un solo libro o autores que, como yo, no han alcanzado todavía una gran notoriedad pública. Que estarían exentos autores como Delibes o Pérez Reverte. Pero no. Según me cuentan periodistas barceloneses honrados, la defraudación no los deja exentos tampoco a ellos.
Entonces, ¿De qué hablan cuando dicen que tenemos una industria editorial fuerte?. ¿De Alí Babá y lo sopotocientos ladrones?
domingo, 29 de junio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario