Si un escritor firma durante tres o cuatro Ferias del Libro consecutivas y publica cuatro libros en tres años, la gente común cree que vive como un millonario y ha alcanzado la gloria.
Yo soy un escritor que ha gastado toda la vida y ha sacrificado mucho por alcanzar el convencimiento de escribir bien. Fabular imaginativamente y redactar con corrección son metas que un autodidacto como yo debe superar muchos obstáculos para alcanzarlas. Llegado al puerto del conocimiento que da el oficio, uno se convence y decide a entregar a las editoriales lo que ha ido produciendo durante decenios de especulación creadora.
Como ya he dicho, al publicar con cierta frecuencia, para el público uno se ha convertido en un magnate. Nadie sabe. Nadie se imagina por la que estoy pasando ahora.
Cada año, según manda la Ley de Propiedad Intelectual, las editoriales tienen que decirles a sus autores: “Has vendido tantos libros y te corresponde cobrar tanto”. Pero una editorial en Barcelona hace lo siguiente: indica lo que has vendido (que un resultado inamovible, porque nadie devuelve un libro comprado) y te pone al lado otra columna donde indica los libros de esa edición que el distribuidor no ha vendido (libros que continúan siendo un activo de la editorial) Y RESTA FRAUDULENTAMENTE ESOS LIBROS DEL DISTRIBUIDOR de los libros que has vendido INNEGABLEMENTE. Como resultado de la resta, a la editora tahúr y fraudulenta, le sale que no tiene que pagarte nada. Esa editora ha vendido TRECE ediciones de libros míos. Según indicaciones de tres libreros y un distribuidor, me correspondía cobrar este año 38.000 euros. Pero recurriendo al fraude de la mencionada resta truculenta, ESA EDITORA ME HA PRESENTADO UNA CUENTA DE 2.400 EUROS con los que tendría que vivir hasta abrirl de 2009.
Larra decía que “Escribir en España es llorar”. Podría añadir que, además de llorar, ESCRIBIR EN ESPAÑA ES ENRIQUECER A LAS EDITORAS TRABAJANDO EN PLAN ESCLAVISTA.
lunes, 23 de junio de 2008
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