Resulta muy difícil comprender por qué se han hecho las cosas tan malamente estos últimos cuatro años.
Uno, en su inocencia, considera que alguien habrá que pueda SEÑALAR A QUIEN CORRESPONDE SUS INMENSOS ERRORES, las meteduras de pata inadmisibles.
Pero, al parecer, no lo hay. Ya vimos en otra ocasión cómo sus acólitos llamaban "Dios" a su líder. Esa deificación ¿incluye forzosamente la fe en la infalibilidad del líder?
¿A cuáles aberraciones puede dar lugar esa clase de fe ciega?
Cuando ya hasta los catalanes han desechado su cacareado "seny", parecemos haber acordado que ésta es una tierra de dementes disparatados dispuestos a organizar, como Largo Caballerto, otra guerra civil.
¿Ustedes no se han cansado todavía de ver a diario mentiras dichas con cinismo intolerable, errores justificados con argumentos traídos por los pelos, reconocimiento de mentiras que son tratadas de capitalizar y oportunismo mercadotécnico repugnante?
A mí, que he vivido y trabajado en siete países distintos, que nadie me llame xenófobo por desear que se respeten mis costumbres y mi vida.
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