Esta generación, hija de aquellos "progres" de la Transición, valora como bien supremo la tolerancia. Lo que está muy bien en un país cuyas directrices políticas han sido intolerantes casi siempre.
Queda de sobra establecido que la generación "progre" fracasó estrepitosamente y en primer lugar, y según demuestran los datos europeos, en la educación de sus hijos.
Sufrimos el sonrojo de amparar a la juvenetud más inculta y peor educada del mundo próspero.
Pero, eso sí, es la juventud más "tolerante" de Europa.
El problema surge al comprobar que los jóvenes confunden tolerancia con falta de criterio, con carencia de opinión. Entre los jóvenes españoles se ha extendido la idea de que para tolerar hay que renunciar a poseer postulados. Creen que no deben tener ideas ni, en suma, talento. Es una especie de plaga imparable la actitud de "yo de eso, no entiendo".
¿Se han parado a pensar lo grave que es tal postura, si mayoritaria, para el futuro de cualquier pueblo?
viernes, 15 de febrero de 2008
miércoles, 13 de febrero de 2008
Sonrisas
La televisión y la mercadotecnia al estilo estadounidense han impuesto una telegenia basada en la sonrisa sin cuento. Se debe sonreír se diga lo que se diga, aunque la malísima gestión de cuatro esté hundiendo el país.
Hay que reír, reír y reír y jamás hay que exaltarse igual que un basilisco, como cierta María de las tertulias basura.
Imagínese usted que llego a anunciarle que su padre ha muerto y no le ha legado ni un céntimo de euro y que, para colmo, usted ha heredado la enfermedad crónica e incurable de la que él murió, y se lo digo entre sonrisas bobas y guiños de mis ojitos azules.
Entre sonrisas inacabables, sonrisitas encantadoras, guiñitos azulones y hoyuelos en las mejillas hay que ocultar al pueblo que hemos regresado a parámetros económicos parecidos a los de ANTES de incorporarnos a la CEE.
¿El fulano no se da cuenta de que sus sonrisas, guiñitos y muecas retratan de modo clamoroso a un retrasado mental?
Hay que reír, reír y reír y jamás hay que exaltarse igual que un basilisco, como cierta María de las tertulias basura.
Imagínese usted que llego a anunciarle que su padre ha muerto y no le ha legado ni un céntimo de euro y que, para colmo, usted ha heredado la enfermedad crónica e incurable de la que él murió, y se lo digo entre sonrisas bobas y guiños de mis ojitos azules.
Entre sonrisas inacabables, sonrisitas encantadoras, guiñitos azulones y hoyuelos en las mejillas hay que ocultar al pueblo que hemos regresado a parámetros económicos parecidos a los de ANTES de incorporarnos a la CEE.
¿El fulano no se da cuenta de que sus sonrisas, guiñitos y muecas retratan de modo clamoroso a un retrasado mental?
jueves, 7 de febrero de 2008
Mercadotecnia y disparates
Resulta muy difícil comprender por qué se han hecho las cosas tan malamente estos últimos cuatro años.
Uno, en su inocencia, considera que alguien habrá que pueda SEÑALAR A QUIEN CORRESPONDE SUS INMENSOS ERRORES, las meteduras de pata inadmisibles.
Pero, al parecer, no lo hay. Ya vimos en otra ocasión cómo sus acólitos llamaban "Dios" a su líder. Esa deificación ¿incluye forzosamente la fe en la infalibilidad del líder?
¿A cuáles aberraciones puede dar lugar esa clase de fe ciega?
Cuando ya hasta los catalanes han desechado su cacareado "seny", parecemos haber acordado que ésta es una tierra de dementes disparatados dispuestos a organizar, como Largo Caballerto, otra guerra civil.
¿Ustedes no se han cansado todavía de ver a diario mentiras dichas con cinismo intolerable, errores justificados con argumentos traídos por los pelos, reconocimiento de mentiras que son tratadas de capitalizar y oportunismo mercadotécnico repugnante?
A mí, que he vivido y trabajado en siete países distintos, que nadie me llame xenófobo por desear que se respeten mis costumbres y mi vida.
Uno, en su inocencia, considera que alguien habrá que pueda SEÑALAR A QUIEN CORRESPONDE SUS INMENSOS ERRORES, las meteduras de pata inadmisibles.
Pero, al parecer, no lo hay. Ya vimos en otra ocasión cómo sus acólitos llamaban "Dios" a su líder. Esa deificación ¿incluye forzosamente la fe en la infalibilidad del líder?
¿A cuáles aberraciones puede dar lugar esa clase de fe ciega?
Cuando ya hasta los catalanes han desechado su cacareado "seny", parecemos haber acordado que ésta es una tierra de dementes disparatados dispuestos a organizar, como Largo Caballerto, otra guerra civil.
¿Ustedes no se han cansado todavía de ver a diario mentiras dichas con cinismo intolerable, errores justificados con argumentos traídos por los pelos, reconocimiento de mentiras que son tratadas de capitalizar y oportunismo mercadotécnico repugnante?
A mí, que he vivido y trabajado en siete países distintos, que nadie me llame xenófobo por desear que se respeten mis costumbres y mi vida.
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